domingo, 19 de marzo de 2023

0-05 Los suecos en la Tabacalera, ...y las "frescas" de las cigarreras

  

¡Qué vienen las suecas! era una frase, …más bien un grito alborozado, en el personaje de Alfredo Landa de una de sus películas de finales de los años 60. A aquel inventado prototipo de “macho ibérico” parecía que, por los belfos, se le exhalaban los ardores producidos al ver llegar a nuestras costas a aquellas imponentes y descocadas rubias.

 

El acorazado OSCAR II, con el que Suecia realizara una travesía diplomática por todo el Mediterráneo

Pero para descubrir a los suecos, fueran hombres o mujeres, no hizo falta esperar a esas décadas de los 50, 60 o 70. Entre los días 20 y 22 de diciembre de 1934, a Alicante arribó y amarró en nuestro puerto el acorazado sueco “Oscar II” que, representando a la Armada y al gobierno de Suecia, realizaba una travesía diplomática por el Mediterráneo.

El diario madrileño EL SOL recogía en una pequeña reseña el comportamiento cordial y cortés, tanto del ministro y del cónsul suecos, como de la oficialidad y la marinería del buque, quienes fueron agasajados por las autoridades alicantinas con toda clase de atenciones en actos sociales y deportivos, y en visitas y excursiones.

 


Y una de esas visitas, cómo no, la hicieron a la Fábrica de Tabacos. El número de cigarreras entonces, …de 6.200 en su mayor número corriendo el año 1882, estaba en 2.100 operarias (1). Continuaba siendo una presencia femenina muy alta, aunque poco rejuvenecida dada la gran amortización de puestos de trabajo que fue trayendo consigo la gradual, pero constante, mecanización. Ninguna jubilación, ninguna baja por enfermedad o deceso en la plantilla, fue repuesta en años.

 Sirva de referencia el dato de que entre los años 1921 al 1924, que se dio uno de los últimos periodos de ingresos “masivos”, de 774 nuevas aprendizas dadas de alta, la edad media rondaba los 26,7 años y un 13% superaba ya los 30 (2).

 

En esa condición de travesía diplomática y entendiendo el que fuera una tripulación seleccionada, si la Fábrica fue visitada por unos rubios mocetones de este "paño", más de un suspiro y alguna "fresca" les soltarían aquellas cigarreras de 1934

Pero volviendo a lo de los suecos, seguro que la visita de aquellos rubios mocetones, debió de causar -por pequeño que fuera- algún alborozo entre aquellas cigarreras de carácter jovial y alegre.

 Algunos años antes, el ilustre Rafael Altamira también visitó la fábrica y describiendo el carácter, las acciones y las costumbres en aquellas mujeres cigarreras, dejó escrito sobre ellas: 

Raza trabajadora, chusca y atrevida, de cuyas pullas era prudente precaverse. Gente llena de ardor para la tarea, heroica inclusive, porque a menudo, para llegar a la Fábrica, tenía que hacer largas caminatas desde poblados distantes de la capital, y siempre simpática. Mal negocio cuando se enfadaban por algo, pero sensibles a toda prueba de consideraciones e interés por su suerte”.

 

De la anécdota del "pollo" piropeado no alcancé a tomar fotografía alguna, pero esta fue la cabecera de la manifestación que llevara hasta Madrid en septiembre o octubre de 1985, a más de 5.000 trabajadores de Tabacalera S.A. que, preocupados, veían transformarse la previsión social de sus pensiones de jubilación

Prueba de aquel mito del carácter “descocado" de las cigarreras, quedome recogido en la memoria cuando, muy recién entrado en la nómina tabaquera y a la voz común de desplazarse desde todas las fábricas a Madrid para participar en una manifestación por cuestiones de pensiones y de cuotas a la Seguridad Social, enfilando la cuesta de la Calle de Atocha y en medio de aquel conglomerado de aprox. 5.000 manifestantes, ví sonrojarse a un castizo “pollo”, moreno azabache que no de pelo, sino de piel, cuando las treintañeras cigarreras alicantinas le requebraron hacerle un fantástico “traje de saliva” y le participaron la intención colectiva de “hacerle un hijo”. Aquel guapo muchachote que esperaba pacientemente su turno para cruzar el semáforo, se puso más rojo y azorado que la luz que le impedía el paso.  

          ¡Chico calla, com es va quedar el pardal! ¡Embacorat, i mai més ben dit!, ...com va escriure Altamira: “Raza trabajadora, chusca y atrevida, de cuyas pullas era prudente precaverse”

 

A la Hacienda Pública y a su socialista ministro Solchaga le coreaban… “llega a Hacienda Solchaga y la caga”.

 

Documentación         

(1) y (2),  "La Fábrica de Tabacos de Alicante", de Caridad Valdés Chápuli

Fotografías de la manifestación, de archivo personal. 

 

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