domingo, 7 de abril de 2024

017 - Otras crónicas “regias” para la Fábrica de Tabacos de Alicante

  

Coplillas populares por la muerte de una cigarrera


Repasando la literatura de crónicas y de retazos de la prensa histórica, en las reales fábricas de tabacos españolas, a sus instalaciones y a las cigarreras siempre se las distinguieron con las visitas de la familia real. Ya fueran los propios monarcas o ya fueran otros miembros de la familia real, para los encargados de escribir sobre ello siempre fueron pocos los elogios y las alabanzas que dedicarles.

 

Con anterioridad a la constitución de la Compañía Arrendataria de Tabacos en un lejano 25 de junio de 1887, la gestión del monopolio del comercio del tabaco y su manufacturación y, sobre todo, de los altos beneficios que producía, estuvo bajo el control administrativo de la propia Corona. Al uso de la terminología jurídico-laboral que hoy día empleamos, ésta podría considerarse la primera de las subcontrataciones que se dieron en la industria tabaquera española.

 

Grabado incorporado a la Crónica de Alicante de Rafael Viravens, 1876, que nos ofrece el momento de entrada de las cigarreras a la Real Fábrica de Tabacos de Alicante. Desde 1801, y empezando en sólo algunas de las dependencias que conformaban el Palacio Episcopal, las mujeres alicantinas se procuraron su espacio en la historia de la que llegó a ser bicentenaria industria del tabaco en Alicante.

 

        Centrándonos en la época en la que desarrollará la crónica que vendremos a contar, entre 1824 y 1829, y en el personaje regio que en parte la protagoniza, Fernando VII …el borbón “felón”, para disponer de un dato sobre la importancia del negocio y a quien beneficiaba en primerísima persona, viene a ser muy útil el revisar lo que escribió al uso el viajero romántico inglés y pintor Richard Ford cuando nos visitó en 1830: “…la fabricación de cigarrillos es el mejor negocio que se lleva en la península y los edificios dedicados a ella son palacios, como los de Sevilla, Cádiz y Valencia”, “…siendo la dinastía Borbón la estanquera general hereditaria del negocio en el país y la que goza del privilegio de venta que arrienda a sus elegidos” (1).

 

Reseñaba Ford que el monarca, que ostentaba también públicamente de otros muchos vicios, era fumador compulsivo de hasta dos cigarros puros a la vez …uno en cada mano, que no eran de fabricación nacional sino provenientes de sus posesiones de ultramar en La Habana y que, además, había adquirido la costumbre de hacer saber a cualquiera de sus adversarios que, de estimar su propia vida, le convendría desaparecer de Madrid “ipso facto” si acaso le hacía receptor de un soberbio puro habano para que se lo fumara. A renglón seguido, en el domicilio del señalado aparecían un Alguacil y sus servidores que le apremiaban con lo de “ahuecando y …humo”.

 

Retratos de Fernando VII y su jovencísima tercera esposa María Josefa Amalia de Sajonia. Cuadros del Museo del Prado, obra el primero de Carlos Blanco y el segundo, perteneciente a Francisco Lacoma.

 

Suena a anticipo de aquello otro de quien se prodigó enviando motoristas portadores de graves misivas. Como de anticipo borbónico también suenan sus públicas e impúdicas distinciones como campechano ...en ocasiones chabacano y soez, hipócrita, “marrajo cobarde”, egoísta, déspota, vengativo, cruel y sanguinario. Y según biógrafos e historiadores, todavía son pocos esos calificativos: en 1807 confabuló para derrocar a sus padres en la Corona haciendo expreso señalamiento en que la Reina María Luísa de Parma, su madre, debía de morir asesinada. En 1808 consiguió la abdicación de su padre Carlos IV provocando que Napoleón Bonaparte, con sus entrenados y profesionales ejércitos franceses, nos invadiera y nos colocase a su hermano, José I, en el trono.

 

He dejado para el final lo de abyecto francachela y extremadamente lascivo putero, porque éstas serán las firmas de su tarjeta de presentación en la crónica de la Bella Cigarrera (2). Así de fino porfiaba y se las daba el muy "felón y mastuerzo".

 


 

 

De la mano de Francisco Montero Pérez, estimado periodista y “casi” cronista del Alicante antiguo, en el diario El Luchador de fecha 31 de marzo de 1926, en una de sus excelentes reseñas históricas, le dedica sus galeradas a la Fábrica de Tabacos de Alicante y a un suceso que, si bien no puede constatarse fidedignamente en su totalidad, si formaba parte del acervo popular alicantino, teniendo hasta esas sus propias coplillas maledicentes que fueron pasándose oralmente de generación en generación.

 

La crónica de Montero Pérez nos cuenta que, de entre aquellas correrías y francachelas que Fernando VII solía “correrse” por el nutrido número de ventas y ventorrillos madrileños a los que le conducían y acompañaban una cohorte de aristocráticos amigos de juerga y catre, añadida a las muchas amantes que tuvo: Lola “La Naranjera”, la Sacedón o la viuda de Aranjuez, el “mastuerzo” debió de quedar prendado por las artes amatorias de una joven que, por las mañanas era una laboriosa cigarrera madrileña y por las noches, una cortesana de gran lujo y belleza.

 

Fotografía original de J. Laurent - Cigarrera de Sevilla. Fotografía coloreada por Rafael Navarrete del blog "La Historia, a color"

 

Hábito normal en aquellas relaciones extramaritales en prohombres de buen alcance económico era el de colmar de regalos y de lujos a aquellas muchachas, llegando algunas, a disponer de buenos joyeros y hasta de casas mantenidas. A las manos de nuestra anónima y joven cigarrera, se cuenta que llegó un lujoso y hermoso abanico que, siendo propiedad de la Reina Amalia, su esposo …el “mastuerzo” le tuvo la irresponsable, pero genital generosidad de regalar.

 

Por razones que quedaron para las habladurías de aquellos sus súbditos, a la meretriz cigarrera se la desterró a Alicante, incorporándola a los ranchos(3) de la fábrica alicantina. Ni qué decir tiene, que por aquello del carácter orgulloso y bravío de las cigarreras, la joven debió de hacer buena ostentación de su relación con el monarca y de sus regalos, elevándose así el valioso abanico a codiciado objeto a recuperar.

 


 

Al frente de nuestra Fábrica estuvo entonces Rafael Suárez de Villar sobre quién recaía, además, el nombramiento de Comisario Ordenador Honorífico, cargo de relevancia por atribuírsele la administración de Justicia, Policía y Hacienda en representación del Rey, siendo equiparable al empleo de Coronel de los Ejércitos Reales. Con toda esa condición y autoridad, debió de recibir el encargo de recuperar el abanico para que pudiera ser devuelto a su original y regia propietaria que, todo sea dicho de paso, lo echaba en falta y se lo reclama con insistencia al “mastuerzo”. María Josefa Amalia de Sajonia, con 15 años, fue la tercera esposa de un Fernando VII que había cumplido ya los 35.

 

Suárez de Villar, en el intento de ser discreto y prudente, aleccionó a Josefa León, maestra cigarrera que viniera desplazada desde Sevilla para enseñar y formar a nuestras cigarreras locales, para que instigara con insistencia a la madrileña a vendérselo o a regalárselo. Tozuda la madrileña y empeñada en el “no” …y apremiada la sevillana para conseguir a cualquier precio -o medio- el dichoso abanico, hallándose ambas a solas en el taller donde laboraba la operaria, debió de llegarse a las manos y en la lucha, la madrileña resultó muerta al golpearse fuertemente la cabeza en una desgraciada caída al suelo.

 

Óleo de José García Ramos "Pelea de cigarreras". A modo de anecdótico testimonio, el agarrar a alguien por el pelo y revolearlo, tiene su acepción castiza y popular en MOÑEAR.

 

        El abanico, por fin, pudo iniciar su viaje de retorno a Madrid, pero no sin evitar el escándalo popular que propiciara la aparición de las mordaces coplillas antes mencionadas.  La rechifla y el alboroto de la ciudadanía debió de ser grande cuando tuvo que tomar cartas en el asunto el Gobernador Militar y Político de Alicante, Pedro Fermín de Iriberry, dictando y publicando un bando en el que se anunciaba que se detendría y penalizaría a quienes siguieran entonando aquellas insidiosas cancioncillas. De este modo, quedaría cortada de raíz y silenciada toda aquella indignación popular por tan intolerante abuso y suceso.

 


 

¿Qué pudo haber de cierto en este suceso?, nadie lo sabe, pero, Francisco Montero Pérez era todo un erudito de nuestra historia local muy poco dado a chismes y a habladurías. Como poco, con el enredo del valioso y regio abanico a recuperar, Alicante y su Real Fábrica de Tabacos alcanzan un protagonismo literario tan válido como el de las tramas de las mejores novelas de intrigas y traiciones palaciegas.

 

 

(1)  www.farodevigo.es/opinion/2012/06/24/

(2)  www.hojadellunes.com/un-abanico-alicante-y-fernando-vii/ Así nombra Benjamín Llorens a la cigarrera madrileña en su sección “Contrastes” de la Hoja del Lunes de Alicante.  

(3) Rancho, …ranchos, formación integrada por entre seis a diez cigarreras que trabajaban bajo las órdenes de una capataza experimentada -también nombrada como “Ama de rancho”-, dependiendo todas y los otros grupos del taller, de una Maestra y a su vez, todas ellas, de un Inspector de labores.

 

 

 

martes, 23 de enero de 2024

016 - La adversa mecanización y la moralidad de las cigarreras

 

    Como en cualquier otro campo industrial, en el mundo del tabaco, la innovación tecnológica ha tenido el lógico e importante protagonismo de adecuarse a los tiempos modernos y sobre todo, de marcar las diferencias en la feroz competitividad de costos finales de producción. La manufacturación, la elaboración artesanal del cigarro o de los cigarrillos, al llegar la mecanización, quedó sólo para el recuerdo y las grandes ocasiones .

 

    Introducida la mecanización en las fábricas de tabacos, su presencia y su aumento en número se hizo imparable. En porcentaje totalmente inverso, la presencia de la mano de obra, fue decreciendo. Fueron las cigarreras las más perjudicadas viendo cómo su colectivo iba desapareciendo de forma muy preocupante: en pocos años la amortización de los puestos de trabajo se contabilizaba por miles de ellas.

 

    En el análisis de esta regresiva evolución, como referencia se toman dos periodos: el primero nos lleva de 1887 hasta 1920, siendo críticos cada intento de imposición de esa tecnología a la que el colectivo laboral miraba con total y muy huraña desconfianza; el segundo arranca a partir de la segunda década del siglo XX, asumido ya por ese mismo y superviviente colectivo obrero que la mecanización es un elemento tecnológico transformador que arrasa de forma imparable haciendo inútil toda lucha en su contra.

 

Collage con extractos recogidos del diario "La Correspondencia de Alicante" del día 5 de febrero de 1908, sobre la ilustración realizada por Naím Sousa para la publicación "Historia de Alicante - Entre dos castillos" promovida por el Departamento de Memoria de Alicante,  Concejalía de Cultura y Ayuntamiento de Alicante. Proyecto coordinado por Pablo Rosser Limiñana - 2021

    Sonado y de muy graves consecuencias fue el motín de las cigarreras alicantinas el día 5 de febrero de 1908 cuando, a la recepción desde el puerto de casi una cincuentena de cajas de madera que en su interior portaban moderna maquinaria semiautomatizada, en defensa de sus puestos de trabajo y del presente y futuro de sus familias, totalmente enardecidas y casi “fuera de control” destrozaron esas máquinas, haciéndolas irrecuperables y obligando al Gobernador Civil y al Alcalde ha solicitar la enérgica y autoritaria intervención de todas las fuerzas policiales disponibles: Guardia Civil, Carabineros, Guardias Municipales y Agentes de Seguridad (1).

 

A James Albert Bonsack se le debe este modelo de liadora patentado en 1882. Algo después, acabó considerada por el colectivo médico científico como "el artefacto más mortífero de la Historia"

    La Fábrica de Tabacos de Alicante libró “por los pelos” de ser cerrada y de que todas sus cigarreras quedaran sin trabajo y sin ingresos, arrastrando tras de sí y al desastre, a los comercios y a la economía de la ciudad. La anteriormente referida como inclemente desaparición de puestos de trabajo, tuvo estos referentes: en 1801, año en el que arranca la producción en el edificio de la Casa de la Misericordia, se contabilizaron como sus primeras empleadas, alrededor de 500 cigarreras; en 1882 se alcanza el número más alto de cigarreras siendo censadas en 6.200 operarias. En 1920 sólo son 2.236.

 

    De entre los inventores que se prodigaron en la construcción de nueva maquinaria para la industria del tabaco, no alicantino, pero, sí unido a nuestra historia por su gran invento -el submarino Ictíneo- que se probara en aguas de nuestro puerto en marzo de 1861, Narciso Monturiol, asociado a otro ingeniero, el Sr. Borrás, ideó y desarrolló una máquina de confeccionar cigarrillos de papel que, aunque, al parecer no se adquiriría por la Compañía Arrendataria del Tabaco española, sí se llevó a las fábricas cubanas, mejicanas y portuguesas.

 

  

    La Gaceta Industrial, de 1867 (2), inserta un artículo que, proveniente del Diario de Barcelona, pretende dar a conocer la nueva máquina y su descripción funcional aún cuando, desde el colectivo de la ingeniería industrial, todavía se tienen ciertas dudas sobre su realidad y correcta funcionabilidad. En algunos estudios posteriores sobre su vida e inventos, se llega a la conclusión de que gracias a su gran capacidad como experto en propaganda, Monturiol se dedicaba a difundir interesados y fantasiosos relatos que le servían para adornar sus ensayos, desviando la atención sobre sus fracasos (3). Fatalmente, con esto aumentaba su propia leyenda negra.

 

    En el artículo se le da relevancia a que un solo operario sería capaz de manejar al unísono cinco de estas máquinas con un resultado en producción de 180.000 cigarrillos en diez horas de trabajo, sobre los escasos 5.000 que podría confeccionar manualmente el más hábil de los cigarreros cubanos. Se hace una puntual descripción de los principales procesos que realiza: la distribución del tabaco, la colocación del papel, el corte, el torcer los cigarrillos, rematarles la perilla y la recogida del producto final, todo en solo 21 movimientos mecánicos tan gráciles y suaves como si un cuerpo de ballet clásico estuviera actuando. Se remata la información indicando que el desperdicio de labor útil, se fija en un asombroso “tres por cada mil”, por solo falta de llenado de hebra en los cigarrillos.  

 

    Tras alguna descripción y opinión más, Dámaso Calvet, el redactor del artículo, ingeniero industrial, catedrático de dibujo técnico, poeta y dramaturgo, amigo próximo a Monturiol, tras hacerse unas preguntas, le da un giro sorprendente al mismo llegando a unas conclusiones personales que, por desgracia, y de cómo se presumían a las cigarreras y a las fábricas de tabacos, eran muy propias de la época.

 

Lo de Mestre en Gay Saber hace referencia al título honorífico con el que se investía al ganador de tres premios ordinarios de los Juegos Florales de Barcelona.

    Se pregunta Calvet “¿la invención de esta máquina, constituye un progreso, responde a una necesidad, es útil o prejudicial a la raza humana?”. Él mismo se contesta, argumentando a lo primero que, si se atiende a las condiciones de fabricación y a la mejora de las condiciones higiénicas de la misma, “la máquina de los Sres. Monturiol y Borrás es un verdadero progreso”.

 

    Si acaso se enjuiciara el que con su propagación se abarataran los costes y que, por ello, el consumo del tabaco se expandiera aún más, dado el criterio de médicos y de científicos sobre su carácter dañino para la salud y la fuerza reproductiva del hombre, generalizándose tal consumo como un vicio “debemos decir que esa invención es un mal” pues acabaran llenándose “los asilos de la caridad de seres ineptos para la reproducción de la especie”.

 

    La guinda del pastel, la termina colocando Calvet al añadir que, considerándose el trabajo en las fábricas de tabaco de las colonias como todavía de semi esclavitud, “la máquina de los Sres. Monturiol y Borrás economizando el trabajo manual, contribuirá, pues, en su esfera a la obra de la abolición, proporcionará nuevos brazos a la agricultura, y en España volverá al hogar doméstico ese número inmenso de mujeres, tipo especial en ciertas capitales, que vegetando por una atmósfera físicamente venenosa y moralmente corrompida, llevan impresos en la palidez de sus flacas carnes, en sus malas digestiones, en sus dolores de cabeza y en su vejez anticipada, los efectos de una planta cultivada para un vicio y elaborada en la esclavitud o en talleres en los que la moralidad tienen tan pocos amigos. Dámaso Calvet dixit.

 

Grabado para la revista "La Ilustración Española y Americana" - Cigarreras sevillanas a finales del siglo XIX - Enrique Paternina 


 

    En un apunte anterior en el tiempo, el 12 de mayo de 1847 en el diario madrileño El Español (4), su corresponsal habilitado en Sevilla, redactando su crónica sobre los disturbios dados en la ciudad el día 7 por el desabastecimiento de pan y su consiguiente desregularización especulativa de precios, con todo un problema grave de hambruna y miseria ante sus ojos, tuvo el “cuajo” de escribir lo siguiente: “…presenta Sevilla el cuadro más triste que puede imaginarse. La alarma en lo interior de los hogares, todas las puertas de las casas cerradas, una considerable multitud, compuesta en su mayor parte de gitanos, cigarreras y demás gente miserable, discurre por las calles y plazas dando espantosos gritos de hambre pidiendo la cabeza de los causantes de la escasez y carestía del pan…”

 

    Se quedó más que a gusto el plumilla encuadrando a las cigarreras sevillanas en ese “…y demás gente miserable”; la mitificación de las cigarreras como mujeres de "rompe y rasga", de mujeres de carácter y con afilada lengua, arrastró a muchos articulistas ...y a no pocos artistas, a crear y recrear la fantasía de hacerlas poseedoras de una muy escasa moralidad.    

 

 

 

(1)    Caridad Valdés Chápuli, en su libro “La Fábrica de Tabacos de Alicante”, pág. 98

(2)    La Gaceta Industrial, 1867  -   Páginas 164 a 166      https://hemerotecadigital.bne.es 

(3)    “El fracaso de Narciso Monturiol – La invención del submarino”, libro de Javier Sanmateo Isaac-Peral

(4)    El Español – 12 de mayo de 1847   Crónica desde Sevilla por el desabastecimiento de pan y productos de necesidad vital, pág. 3

 

    

viernes, 19 de enero de 2024

015 - La Biblioteca de la Fábrica de Tabacos


La Biblioteca de las Cigarreras

 

    Por el momento no he conseguido ahondar más con los datos, pero, con lo obtenido me doy por satisfecho y hasta puedo hilvanar la crónica que a continuación relato. La búsqueda de un diario de la prensa alicantina y de un artículo con fecha de diciembre de 1928, me abrió la puerta a unos interesantes datos que se escribían desde las vivencias del propio “plumilla” en un día dedicado a la visita de las instalaciones y talleres de la Fábrica de Tabacos de Alicante.

 

    De la referida visita, en unos pocos párrafos se hace indicación de que en la Fábrica se disponía de una muy aceptable Biblioteca. Se nombra “una sala amplísima dotada de pupitres, en la que sus vitrinas encierran más de mil volúmenes” y se hace indicación de que se trata de una biblioteca “circulante”, es decir, que ofrece también sus libros para que las cigarreras y tabacaleros alicantinos puedan llevárselos a casa y ejercitarse en la lectura y en la formación autodidacta.

 

    En ese momento, también referido en el artículo periodístico, se indica que son 3.000 las personas que en la fábrica trabajan, nombrando a Eduardo Fuentes como el creador de la biblioteca y como el gentil guía que le acompañó en la visita. El entusiasta operario preguntó sobre la opinión que había generado la biblioteca, y el articulista, Francisco Armengot Fernández (1), con igual entusiasmo y haciendo hincapié en el número de volúmenes, vino a referir: “Esta biblioteca, mire usted si será beneficiosa para los obreros, que el número de sus libros está en razón inversa con el de las tabernas. A más obras, menos copas de aguardiente…”  

 

La Voz de Levante  2 de diciembre de 1928

    Sobre esta biblioteca se tienen datos más concretos que provienen del fondo documental del archivo de la Fábrica de Tabacos que, entre 1988 y 1989, pudo consultar Caridad Valdés Chápuli para la realización del estudio y posterior publicación de su libro “La Fábrica de Tabacos de Alicante”.

 

    Cita Valdés Chápuli, que la biblioteca circulante se creó en 1926, muy probablemente, promovida por la efervescencia que arrastró consigo el afianzamiento del asociacionismo obrero. Dato cierto, pues a través de la Unión Tabacalera, nacida en 1916 en el seno de la Fábrica de Tabacos de La Coruña, se acaba materializando una Federación Tabaquera Española (1918) que defiende los derechos y los intereses de los trabajadores de la industria del tabaco.

 

Mundo Gráfico   15 de mayo de 1929

    Cita también que el número de lectores iba en constante aumento y que casi la mitad de los volúmenes de la biblioteca estaban en constante circulación y en igual condición de uso, tanto para el personal femenino, como para el masculino. En un corto apunte indica como contabilizados aproximadamente unos 400 volúmenes, distribuidos por materias de la siguiente forma: Literatura …200, Filosofía …10, Crítica …20, Arte …3, Deportes …6, y sin especificar, el resto.

 

    Sobre la efervescencia del asociacionismo obrero, desde la Unión Tabacalera se dedicó puntual atención a la vida social fuera de la fábrica y el trabajo, y a la formación cultural de aquellos trabajadores. Para tal objetivo, se promovieron la creación de locales sociales y de agrupaciones artísticas y culturales. De este modo se establecía un excelente entorno que potenciaba, además, la hermandad y la solidaridad entre las cigarreras y las distintas fábricas haciendo cada vez más fuerte a la Unión Tabacalera y, por consiguiente, a la Federación Tabaquera Española y a su capacidad de representación laboral, todo ello a través de la identificación del colectivo tabaquero como un solo TODO.

 

Crónica  24 de abril de 1932

    En ese entorno, las bibliotecas adquirían un notorio protagonismo: de cara al resto de la sociedad, proyectaban el ejemplo de la unión y de la posibilidad de prosperidad fuera de los convencionalismos sociales hasta ese momento conocidos.

 

    En mayo de 1930, con la inauguración del primer de los centros sociales o Casa de los Tabaqueros (2) alicantinos, la mencionada biblioteca por el diario “La Voz de Levante” en la visita de su reportero, pasó a esa primera ubicación en la Plaza Santa Teresa, nº3. Con la posterior construcción del moderno edificio de las cigarreras en las mismas proximidades a la fábrica, es de entender que esos mismos volúmenes se trasladaran allí para seguir su labor lúdica y cultural. Su planta segunda albergó a la biblioteca.

 

Fotomontaje sobre una imagen actual de Google Maps: en verde, la posible ubicación de la primera Casa de los Tabaqueros; en rojo, el desaparecido edificio modernista conocido por la Casa de las Cigarreras


Remarcado en rojo: ubicación de la biblioteca, en la segunda planta del edificio

    Y aquí arrancaría la crónica propiamente dicha. Acabada la guerra civil de 1936-39, este último edificio …el de esquina a la Plaza de la Misericordia y hoy desafortunadamente demolido, por su significación reformista y republicana y por su “discutida” vinculación directa a las siglas sindicales de la UGT, considerado como bien afecto a los sindicatos marxistas, es incautado por la Falange Española Tradicionalista y de las JONS, no siendo devuelto nunca a sus verdaderos propietarios: las cigarreras y los tabacaleros de Alicante.

 



    En 1942 se registró como propiedad de la Delegación Nacional de Sindicatos de FET y de las JONS y desde allí emitía a las ondas radiofónicas Radio Falange, en 1973 se reinscribiría como propiedad de la Organización Sindical Española y también se destinaría a labores administrativas gubernativas como Juzgado Civil y Registro hasta llegar a 1978. En ese año, pasa a ser administrado por el Patrimonio del Estado como Patrimonio Sindical Acumulado y por el estado tan lastimoso de abandono que sufría, como compensación económica, se le asignó una indemnización muy beneficiosa a la UGT.

 

Remarcado en rojo: bien visible y ostentoso el yugo y flechas falangista en la fachada de la que fuera la Casa de las Cigarreras - Finales de la década de los 50

    Por el paso de todas aquellas manos y por el de todas aquellas funciones, el edificio pasó por multitud de reformas que fueron cambiando su fisonomía externa y haciendo desaparecer sus instalaciones de origen, incluida la biblioteca y por supuesto, aquellos volúmenes que la conformaban.

 

    Y en esa consulta a la prensa histórica que me llevó a la Biblioteca Pública Azorín en el Paseo de Ramiro, me aparece un dato que, resultándome llamativo y amparado por la gentil colaboración de los/las técnicos de la misma, ha dado un resultado sorprendente y emotivo a la vez. Entre los fondos de la Biblioteca Azorín, se cuenta con un bloque histórico bibliográfico nombrado como “Fondo Lucentum” sobre el que en su página web se refiere:  Fondo procedente del Colegio Menor José Antonio de Alicante, de la Falange, del Ateneo y de la Fábrica de Tabacos.

 


    De entre las más de 2.200 monografías y numerosas publicaciones periódicas que lo componen, emociona el abrir las primeras páginas de buena parte de esos libros y encontrarse con el sello identificativo de la Biblioteca de la Fábrica de Tabacos de Alicante. Lo doloso, lo humillante, llega cuando sobre ese mismo sello, descaradamente… se ha “resellado” la nueva pertenencia y propiedad de esos tesoros para la Asociación Familiar del Colegio Menor José Antonio, refrendada …además, por el sello de la Jefatura Provincial de Alicante – Servicio Español del Profesorado, perteneciente a la FET y de las JONS. El aludido colegio menor, formaba parte de las instalaciones y servicios de lo que fuera en los años de la posguerra, la venerada y mitificada Casa-Prisión de José Antonio, en la Avda de Orihuela.

 

     

    A las cigarreras y a los tabacaleros de Alicante, no sólo les fue robada la propiedad de un edificio social que se construyó con el esfuerzo de sus aportaciones personales, sino que, además, les fue arrebatado todo exponente de su autodidacta y voluntariosa “revolución cultural” …y como a otros muchos miles de aquellos ciudadanos españoles, el sueño… el anhelo de contribuir a construir un mundo futuro mejor.

 

 

 

 

(1)    Francisco Armengot y Fernández (1899-1969) – Castellonense de nacimiento, se traslada a Alicante en 1928 para desempeñar funciones de delineante-proyectista en la Junta de Obras del Puerto. Ejerció de crítico de Arte en los medios escritos y radiofónicos de Alicante. Fue escritor y poeta, y a él se le debe la letra del Himno a la Bellea del Foc (1950)

(2)    Diario “EL LUCHADOR” en las publicaciones del viernes 25 y del martes 29 de abril de 1930

 

DEDICATORIA:   A lo largo de la redacción hago uso del término “tabacalero” en lugar del más común y extendido de “tabaquero” porque, de siempre y en el entorno del colectivo, “tabaquero” era quien cultivaba y recolectaba el tabaco y “tabacalero” quien trabajaba en La Tabacalera.

Hoy, día 19, ultimando esta publicación, se ha dado la triste noticia del fallecimiento de José Lillo Sirvent “El Tabacalero”, Encargado del Taller de Reparaciones en aquellos primeros años 80 en los que empezó mi relación laboral con la Fábrica de Tabacos de Alicante.

Convecino de Sant Joan d’Alacant, vecino en el Barrio Cañaret, buen hombre y buen profesional, en no pocas ocasiones disfruté de su conversación y de sus recuerdos. Mis sentidas condolencias para su familia. Sea este un humilde homenaje para con Pepe Lillo “El Tabacalero”