La excedencia por maternidad de las cigarreras de Alicante
El calendario había dejado caer las últimas hojas del mes de febrero y en pocos días se nos presentaría un nuevo 8 de marzo que exaltar. Había tiempo más que de sobra, llevaba un tiempo considerando el escribir una crónica al uso y al final, por un gripazo de los de aúpa, casi me salgo de marzo sin darle vida.
8 de marzo …Día Internacional de la Mujer, personalmente, nada que objetar en cuanto a que se visibilice y se le dé justo reconocimiento a la mujer trabajadora; si acaso tuviera algo que decir, sería el que mucho tuvieron que pelear y mucho tuvieron que esperar para que se les empezara a reconocer el derecho que siempre les debiera haber pertenecido. Mucho de hipocresía hubo en aquella sociedad y tiempo anterior -incluso todavía sigue habiéndola- que negándolas para algunos intereses, en otros muchos …como compañeras, esposas, madres, cuidadoras, concubinas, amantes, cocineras, limpiadoras, planchadoras, …y hasta como redimidoras de puteros y calaveras, se hacían necesarias para la adoctrinación social desde la Iglesia, la política y la familia.
Lo paradójico …y triste, es que todavía quedan rescoldos de esa misma hipocresía aun cuando se les festeja y que, algunos y algunas, con una actitud mucho más que triste y vergonzante, añoran y reclaman la vuelta a aquellos tiempos pasados.
Adelantada la consideración personal, si las instituciones tuvieron a bien …o yendo más lejos y siendo algo más crítico, volvieron a necesitar de las cigarreras para hacerlas parte de los homenajes colectivos …que ya lo han venido haciendo anteriormente, lo más probable habrá sido el que fueran convocadas de nuevo las mismas, posiblemente a las mismas se les habrán ofrecido los halagos y esas mismas también …y porque todo cabe, habrán vuelto a los discursos incompletos en los que, a rio revuelto …medallita “super guay” que me coloco en la pechera.
Una cosa es la exaltación de toda una lucha colectiva, el dar lo que de justicia es a la mujer o el darle a todas el reconocimiento a su persistencia, resiliencia y empeño, pero, ningún favor ni beneficio le hace a esa extraordinaria lucha, el que se les cuelen sin filtro todo tipo de fantásticas historias carentes de rigor.
Siguiendo la prensa y siendo testigo presencial en algún momento de esos homenajes públicos con cigarreras, ya lo fueran del 8 de marzo o no, puedo dar fe y testimonio de cómo ahora que se tiene en la boca para todo lo de la reivindicación de la lucha feminista, en más de una ocasión, hay quien cuenta lo que le conviene, como le conviene y que no será la última circunstancia -mientras ese ser superior al que le damos por nombre Dios, quiera- en la que haya cigarreras que se ofendan …y mucho, por cómo son ninguneadas y utilizadas, inclusive, por sus propias compañeras. A esta descarada hipocresía tan actual, en parte me refería anteriormente.
Ahora que a saco se dan consideraciones de cigarreras que, en su propio relato poco les faltó para ser bravías activistas feministas y sindicalistas de afilado cuchillo entre los dientes mientras se batían el cobre en encarnizadas luchas reivindicativas, quisiera romper una punta de lanza en favor de una historia que a fuerza de repetirla según esa su desbocada versión, pretenden torcidamente protagonizar en solitario.
De esa actitud protagónica y gratuita, grabadas me quedaron dos escenas en sendos de esos actos: la primera, la de toda una reconocida eminencia en Historia que cabeceaba negando lo que escuchaba mientras la cigarrera “portavoza” de turno, micrófono en mano y toda ella desenfrenada en el verbo, ofrecía fechas y datos que no se correspondían ni por aproximación, ni a las fechas ni a los datos históricos reales.
Imperturbable ella siguió con lo suyo, dándole lo mismo, que lo mismo le daba …y que seguiría dándole, porque, y para su propia desgracia, que no para ratificar lo que expongo, en la segunda situación, la misma “artista” vuelta a asir el micro cual rutilante estrella y viniéndose de nuevo arriba colocándose inmerecidas medallas, consiguió que las verdaderas cigarreras litigantes del derecho arrebatado y presentes en el acto, se acabaran revolviendo indignadas en las sillas para elevar audibles protestas por la descarada manipulación de la que estaban siendo objeto y testigos.
Haciendo un uso socarrón de un viejo chascarrillo, al paso que la susodicha se promociona en gratuitos protagonismos, lo mismo hasta acaba asumiendo como propia la muerte de Manolete. La prudencia es una virtud de la razón práctica que convendría tener más presente: las falsedades a medias y a la medida, nunca serán verdades concluyentes.
Los derechos para la mujer en el trabajo y su reconocimiento y adaptación en lo jurídico, no sólo tardaron en empezarle a serles reconocidos, sino que se procuraba acomodarlos para que, en contrapartida, les supusieran nuevos impedimentos que debían de volver a superar. La supeditación legal y jerárquica a padres y esposos les suponía una carga que arrastrarían por mucho tiempo al ser considerado el fruto de su trabajo como un complemento de los principales ingresos de los cabezas de familia. De por sí, contraer matrimonio ya suponía el verse despedida o incluso, rebajada aún más en su salario.
Y si a ello se le añadía la condición de madre, frente a esa posibilidad, ni el trabajo, ni la vacante y muchísimo menos el salario les quedaba garantizado. Poco, o ningún amparo se le ofrecía tampoco ni durante el embarazo, ni después del parto y ni siquiera, en la lactancia y crianza de sus hijos menores.
Sin llegar al detalle pormenorizado de la evolución de las leyes y reglamentaciones estatales, no sería hasta la Ley de 13 de marzo de 1900 que se establecerían las primeras ayudas a las mujeres trabajadoras que daban a luz, recogiéndose lo siguiente: “No se permitirá el trabajo a las mujeres durante las tres semanas posteriores al alumbramiento. Cuando se solicite por causa de próximo alumbramiento por una obrera el cese, se le reservará el puesto desde que lo haya solicitado y tres semanas después de dicho alumbramiento” También se otorgaría el derecho de una hora al día, no descontable al efecto del cobro de sus jornales, para poder amamantar a sus hijos y …paradoja de los absurdos modernos, antes de las actuales y poco eficaces mismas leyes de conciliación de la vida familiar y laboral, a esa hora se le presumía el poder ser elegida a conveniencia de la madre e incluso el dividirse en dos medias horas, en turnos de mañana y tarde.
En 1931, la II República aprobaría el Seguro Obligatorio de Maternidad que otorgaba una ayuda económica y una baja laboral a las madres durante 12 semanas. La Guerra Civil dio al traste todos estos avances y las mujeres trabajadoras y sus evolucionados derechos retornaron a la casilla de salida, y así hasta 1970 que, siendo mucho más presente la mujer en el mundo laboral, y por el concepto de maternidad, se les conceda la posibilidad de una baja voluntaria -entiéndase excedencia- de entre uno a tres años para dedicarse a la crianza de sus hijos. Y a ese derecho y en ese tiempo, a nivel nacional, cerca de 300 atrevidas cigarreras se acogieron a su solicitud. En Alicante fueron 90.
Lo que no esperaban es que la Tabacalera S.A. se la jugara, desentendiéndose de lo firmado y evitando a toda costa, su reingreso. Escritas las normas, de siempre, los intereses empresariales han visto abiertas las posibilidades de reinterpretación legal y jurídica para desmontar sus propios compromisos y la moderna Tabacalera ya venía bien ilustrada y aleccionada por su predecesora, la Compañía Arrendataria de Tabacos. Casi dos décadas se llevó el conflicto en su resolución.
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Diario INFORMACION, 5 de diciembre de 1986 |
Y aquí, y en particular para las afectadas en Alicante, es donde ya entran a ser protagonistas los matices. Dado el número total de perjudicadas por la decisión de la empresa que les negaba el reingreso con toda suerte de excusas e impedimentos, las demandas alcanzaron la consideración de un conflicto colectivo(1) en el que intervino subsidiariamente, que no principalmente en las demandas, lo que se conoce por “agentes sociales”, es decir, la representación sindical. Con la consiguiente negociación, la representación sindical se aplicó más en obtener indemnizaciones dinerarias que en la recuperación del derecho al puesto de trabajo ilegalmente arrebatado.
De esas 90 cigarreras alicantinas, las hubo que, desde el principio, con un futuro económico resuelto por sus condiciones familiares o por las razones que fueran, desestimaron toda acción legal contra la empresa. Alguna habría que ni siquiera llegaría a enterarse de las demandas interpuestas, singularidad que como táctica acostumbrada de desinformación y por falta de cohesión ha llegado sin cambios hasta nuestros días incluso. Las más fueron aceptando las condiciones compensatorias que les planteaban aquellos representantes sindicales y se dieron por satisfechas, y sólo 19 mujeres -insisto en el detalle de señalarlas en el conflicto local en Alicante- se enfrentaron a la empresa y a lo negociado por las representaciones sindicales del momento.
18 largos años y un desembolso de más de 1.500.000 pesetas por cada una de ellas, les costó el mantenerse firmes en la reclamación de su derecho a la reincorporación con sus haberes intactos y el posicionarse en el orgullo de sentirse y ser cigarreras por tradición familiar y por condición propia.
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Diario INFORMACION, 5 de diciembre de 1986 |
No pocas son las historias en esa lucha que, para bien o para no tan bien, son referencias para contar: la de aquellas a las que, favoreciéndolas, tuvieron a bien avisar para que se reincorporaran mucho antes de concluir el tiempo establecido para la excedencia porque se filtró lo que la empresa andaba mascullando, la de las compañeras que se desvivieron por echarles una mano en sus encierros y en sus reivindicaciones, la de las que habiéndose visto ofendidas por las altaneras palabras de algunas de las que se marcharon a su casa a criar a sus hijos, las criticaron a todas en general y a estas 19 en particular -…ya se sabe: cosillas de la idílica sororidad(2) entre mujeres y más, siendo mujeres cigarreras-, la de los jefes y jefecillos de la fábrica que se les oponían aleccionados por la empresa, la de los sindicalistas locales y la de los instalados en el Consejo de Administración de Tabacalera S.A. también aleccionados y que hasta les dieron discursos rimbombantes sobre la batalla perdida en la que ya se encontraba la casi extinta lucha obrera, y por si no fueran ya bastantes, aunque habiendo algunas historias más que me dejo en el tintero, las estas últimas de las sindicalistas excelsas y feministas que publican a los cuatro vientos que lo dieron todo por esa lucha en la que poco estuvieron presentes, …y ni se las quiso.
Por eso el respingo enfadado de las compañeras durante el discurso de la ínclita que, a base de medias falsedades, al igual que otras oportunistas, ahora pretenden construir sus interesadas verdades.
La importancia de la historia de la industria del tabaco en Alicante, la de su bicentenaria Real Fábrica de Tabacos y la de sus mujeres cigarreras, distinguidas localmente también como fabricantas, se merecen un reconocimiento en el que le haría mayor favor el rigor y la humildad, y no tanto “yoismo” …ni tantos falsos oropeles con los homenajes institucionales pasajeros. Si este año no ha habido en Alicante un 8 de marzo con cigarreras, veremos qué será también del futuro de su institucionalizado “20 de mayo – Día de las Cigarreras”.
Resumiendo, y por concluir, la demanda por el reingreso tras la excedencia por maternidad, tomó dos direcciones diferentes en cuanto a su resolución: la primera y mayoritariamente más aceptada dado el auxilio de los agentes sociales para que se aceptasen las pretensiones de la Tabacalera …la indemnización económica y “puerta”, y la segunda, la de un colectivo minoritario de 19 mujeres que no les importó continuar en su pelea por reincorporarse de pleno derecho a sus puestos de trabajo pese a la casi veintena de años transcurridos y a la posibilidad de encontrarse con una tecnología mucho más moderna y totalmente diferente a la que conocieron.
En ambos casos, su elección …la que fuera, no es menos respetable que la otra, ambas son lícitas, pero, lo que no es lícito es el que, tratando la cuestión de manera tan ambigua y generalista, aquellas que formaron parte de la menos airosa, pretendan apropiarse de la admirable lucha llevada hasta sus últimas consecuencias.
Ellas, aquellas 19, admirablemente sí lo arriesgaron todo, admirablemente sí se sacrificaron en pos de ello y admirablemente sí obtuvieron su ansiada recompensa: el reingreso efectivo como cigarreras a sus puestos de trabajo.
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Una vez conocida la sentencia favorable que obligaba a la empresa a reincorporarlas de pleno derecho a sus puestos de trabajo, se dieron la muy sana y merecida celebración de su victoria. |
(1) Según el relato del proceso, desde cada fábrica y colectivo local, se emprendieron demandas de contexto común, pero de ámbito jurídico territorial diferente. No fue un conflicto colectivo denunciado al uso, pero, con la inclusión en las demandas de la representatividad laboral de los comités de empresa y sindicales de las correspondientes secciones locales, dicha representatividad adquirió la cualidad de parte negociadora aun cuando hubo demandas colectivas privadas como la de nuestras 19 cigarreras de Alicante. Lo negativo en este proceder sería la diversificación y la pérdida de peso específico en la fuerza ejercida como un solo todo. Lo práctico se vería compensado en la posibilidad de ir adaptándose a las jurisprudencias resultantes con cada fallo o sentencia y cambiar de estrategia hasta alcanzar el fallo favorable e inapelable.
(2) …que nada tiene de diferente a la misma intachable solidaridad y camaradería entre hombres, y más, siendo tabacaleros. Entiéndase como suspicaz ironía y entiéndase también que, por no lo hacerlo tan largo de lectura, en el párrafo se deducen incluidas las jefas, las jefecillas y las sindicalistas locales y las posibles personadas en el Comité Intercentros, tan aleccionadas por la empresa como sus homónimos hombres y para mayor bochorno de aquel entonces, sí o sí, todavía subyugadas y subordinadas a las decisiones de éstos.
Fuentes documentales:
- Conversaciones con Remedios Riera Aracil y familia Forner, Carmen, Paqui y Mari Carmen.
- Mis propias vivencias laborales en aquel momento.
- Diario INFORMACION
- "Cuando en 1912 se aprobó una ley que permitía a las mujeres trabajadoras poder sentarse", por Alfred López, 26-06-2017, para Yahoo Noticias
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