La Casa Cuna para Alicante …que nunca llegó.
Nombrados los cambios y la evolución social asociados a la lucha obrera, avances médicos y científicos fueron introduciendo normas y obligaciones para que, social y laboralmente, aumentasen las medidas de higiene y las conductas más seguras y saludables en todos los entornos posibles. De la mano del doctor francés León Dufour y en 1894, con relación a los cuidados pediátricos para los niños de familias desfavorecidas, se instaló en toda Europa la corriente de los dispensarios médicos de La Gota de Leche. En Alicante tendría su presencia entre 1923 y 1940.
Influyentes y reconocidos doctores como Carlos Manero, Rafael Gandulla, Pascual Pérez y Ángel Pascual fueron sus valedores y los dos últimos, sobre todo, llegaron a estar profundamente implicados en la defensa de los cuidados de los hijos de las cigarreras y de la salud laboral de estas mismas. Seguía siendo beneficencia, pero ya incluía preceptos médicos y sociales más elevados.
De toda esa tendencia en avances higienistas y de la presión social que los reclamaba como una forma de integrarse en la modernidad que revolucionaba todo el mundo, los entornos laborales fueron ganando en mejoras y, casi en un reflejo vivo de lo que hoy día ocurre con los afamados certificados UNE/ISO de salud laboral que le dan prestancia …y subvenciones a las empresas que los obtienen, toda gran empresa que se preciara de estar al frente de la moderna innovación higienista, procuraba publicitarlo a bombo y platillo.
La Compañía Arrendataria del Tabaco y en concreto, con la Fábrica de Tabacos de Alicante, no fue menos …aunque finalmente se le quedara todo en “menos”. Desde 1922, la C.A.T., en todas sus dependencias y a instancias de la insistente presión que se ejercía desde la acción sindical de la Federación Tabaquera Española y desde la prensa escrita, dio paso a estudios e informes que analizaran las condiciones de higiene y salubridad en el que trabajaban las cigarreras.
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Plano de conjunto del proyecto planteado - Archivo Municipal de Alicante (A.M.A.) |
Será en 1923 que se redactará desde Alicante un proyecto de reformas para la fábrica que, teniendo que ver con el retranqueo de la calle Sevilla que se les solicita por parte del consistorio y que siendo la parte delantera ajardinada, el espacio principal a remodelar, propone la construcción de una Casa Cuna para dedicar cuidados pediátricos, de guardería y de lactancia a los hijos de las cigarreras (1). El proyecto en plano es precioso y totalmente innovador y va acompañado por una memoria que se gasta rimbombantes párrafos en su redacción al referirse a cómo sería un proyecto adelantado a su tiempo por cuanto supone adecuarse a esas corrientes higienistas y el cuidar a esos niños desde unas garantías sociales contextualizadas en los convenios alcanzados entre los trabajadores y la empresa, bla, bla, bla…
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Vistas de alzados y vista de corte - A.M.A. |
Lo que no recoge la memoria, pero, sí la prensa local (2), es que el objetivo de las ampliaciones y mejoras a realizar, incluye el aumento de la mecanización y la automatización de las labores a fabricar en los talleres. De siempre, esta cuestión había sido el gran enemigo a combatir por parte de las cigarreras: suponía la eliminación de numerosa mano de obra. De siempre también, su oposición acababa en grandes algaradas y motines.
Pero en estas lides, la C.A.T. también fue aprendiendo cómo sofocar todos esos exaltados ímpetus; de lo complicado que le suponía la acción coercitiva mediando incluso la presencia de las fuerzas del orden público y ejército, pasaron a la hábil “mano izquierda” para acceder paternal y magnánimamente a sus demandas -pero sin extremas concesiones- y al “reclamo de la zanahoria” que supeditaba lo uno para con lo otro: en este caso, los cuidados de sus hijos por la incorporación de más maquinas.
Experimentados ya en la materia del intercambio, el proyecto y memoria presentaba dos opciones: la construcción de la excepcional y modernísima Casa Cuna que suponía un valor de construcción de 121.530 pesetas y la construcción de un espacio bastante menor que compartía utilidades de contra registro de entradas y salidas, y que le salía a la C.A.T. por sólo 71.890 módicas pesetas. No hace falta preguntarse cuál de las dos llegó a construirse.
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Vistas de las dos plantas - A.M.A. Un proyecto anunciado a bombo y platillo, y al que la Compañía Arrendataria de Tabacos nunca le dio verdaderas posibilidades de convertirse en realidad. |
Del espacioso edificio de dos plantas y jardín, con dispensario médico, sala de lactancia, sala cuna, administración y aseos en su planta baja y, con sala dormitorio, comedor, cocina, ropero, aseos y escuela en la siguiente altura, la cosa …o “casa cuna” quedó en sólo una pequeña sala en el edificio que se construiría en 1928 albergando el primer servicio médico de empresa de la Fábrica de Tabacos de Alicante …del que ya se habló en la crónica 32.
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Con este otro proyecto, que sí se llegó a realizar, la Compañía Arrendataria de Tabacos sólo se "rascó" el bolsillo con 71.890 módicas pesetas, frente a las 121.530 que le suponía la Casa Cuna. |
Por aquello del rimbombante tono que se gastaron en la redacción de la memoria del proyecto, no deja de ser llamativo el posible trasfondo de la noticia que “El Luchador” recogía el 27 de junio de 1924 en la que, desde la subsecretaría del Ministerio de Hacienda, se le trasladan efusivas felicitaciones al alcalde Miguel Salvador Arcángel por tan importante éxito: haber alcanzado la autorización de Hacienda que daba vía libre al proyecto. Todo eran felicitaciones y parabienes de todos para con todos, pero, al final, los hijos de las cigarreras se quedaron sin su esperada y esplendorosa Casa Cuna.
La experiencia adquirida por la empresa en su estrategia del reclamo “zanahoria”, les funcionaba. Se aumentaron las máquinas y la automatización tecnológica habiendo conquistado el castillo sin disparar un solo tiro. No necesitaron más que fútiles promesas que, después, se incumplieron. La necesidad y el miedo siempre primaron. Incluso en abril de 1929 (3), que la federación tabaquera ya parecía mucho más consolidada, desde la sección local de Alicante, en acuerdo asambleario, se declina el elevar peticiones a la Junta de Accionistas de la C.A.T en complacencia por las mejoras salariales y sociales ya alcanzadas y las que se creen prontas a obtener.
La tan ansiada y batallada Casa Cuna para la Fábrica de Tabacos de Alicante sólo tuvo solución cuando, por iniciativa privada y no sin un gran esfuerzo económico, las cigarreras y los tabacaleros levantaron su hoy desaparecido edificio social. Lamentablemente, de aquel su determinado sueño poco pudieron hacer uso: tras la entusiasta inauguración en febrero de 1936, la desventura de la Historia vivida y conocida en años posteriores, le puso fin.
(1) Archivo Municipal de Alicante
(2) “El Luchador” 09-06-1924
(3) “El Día” 02-04-1929
Fuentes documentales:
Archivo Municipal de Alicante
Hemeroteca de Prensa Histórica
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