“Vivan las caenas” vs. “Viva la Pepa”
En ocasiones no deja de ser sorprendente la cantidad de enrevesados vericuetos que tienen la Historia en general y las historias en particular; esta podría ser una de esas sorprendentes historias dentro de la Historia.
Con el descubrimiento de América, la planta del tabaco y su consumo se hacen conocidos, extendiéndose en toda Europa. Su cultivo y su comercio se vendrían realizando desde esas nuevas tierras en ultramar hasta que, …al menos en España, en 1620 arrancara su actividad con carácter industrial, la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla.
En 1636 se fundará la Institución del Estanco del Tabaco en España y con ella, será la Corona quien directamente controle y se beneficie de la industria y del comercio del tabaco. También se desarrollaría su cultivo en el suelo patrio, aunque con resultandos decepcionantes dada la escasa calidad obtenida. Una nota de anecdótico color en este punto de la historia es que hasta a las órdenes religiosas agustina, franciscana y dominica se las llegó a consultar en el procedimiento a seguir para el cultivo y la aclimatación del tabaco en España. Cuba y Brasil serán durante mucho tiempo, los proveedores por excelencia.
En Cádiz se abrirá la segunda Real Fábrica en 1741, le seguirán Alicante en 1801, A Coruña en 1804 y Madrid en 1809. La ampliación tuvo que ver, sobre todo, con la necesidad de cubrir la gran demanda de producción que se generaba con un mercado de fumadores en constante crecimiento y que, además, ya en 1741, con la llegada a Europa desde Cuba de la moda del primitivo cigarrillo liado en papel de arroz, desbordó de tal manera la necesidad de la mano de obra que la Renta del Tabaco propició un trabajo a jornal diario a miles mujeres.
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"Las cigarreras en la Fábrica de Tabacos" de Constantin Meunier - Sevilla 1883 |
Como muchos seguidores de estas crónicas ya bien sabéis, la tabacalera española llegó a disponer de bastantes más fábricas repartidas por el territorio nacional que se aperturaron después de la de Madrid, pero, con las referidas anteriormente me he detenido precisamente en 1809 porque la crónica de hoy tiene lugar en 1814 y sólo en aquel momento, Sevilla, Cádiz, Alicante, A Coruña y Madrid estuvieron muy a punto de ver truncado su futuro.
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Cigarreras trabajando den uno de los talleres de la Fábrica de Tabacos de Madrid - Dibujo a lápiz de Cecilio Pizarro, de los fondos del Museo del Prado |
1814, con guerras napoleónicas de por medio y enredos de abdicaciones varias, es un año que como protagonista histórico llevó el retorno del absolutismo, es decir, la vuelta al trono de Fernando VII, aquel que, …entonces, por unos fuera llamado “el Deseado”, y por otros después “el Felón” o “el Mastuerzo”. La Constitución de Cádiz de 1812, que fuera vitoreada con aquel histórico ¡Viva la Pepa! y los liberales que la redactaron respetándole la legitimidad de su derecho al trono, a su regreso, vieron no sin asombro cómo de ser ilusionados e incipientes ciudadanos con derecho a voz y voto, volvían a ser súbditos de un monarca absolutista, chaquetero oportunista, tirano y represor.
Esto, para bien o para mal es Historia de España pese haberla contado y repasado a velocidad interestelar. La historia sorprendente para con nuestra crónica de la industria tabaquera viene de la mano de la propia Pepa, la Constitución de 1812.
Entre las aspiraciones liberales que promovieron su redacción y aprobación, y habiéndose debatido largamente sobre principios filosóficos como los derechos personales y colectivos, el concepto de la libertad, la esclavitud, la igualdad frente a la Ley para con las personas, los bienes y los países de ultramar, etc., se pretendía precisamente el que promulgando el desestanco del tabaco, los países americanos productores alcanzaran el pleno derecho a “…sembrar y cultivar cuanto la naturaleza y el arte les proporcione en aquellos climas y del mismo modo promover la industria manufacturera y las artes en toda su extensión” entendiéndose que el usufructo y el beneficio de esas industrias recaerían en sus gobiernos y en sus ciudadanos.
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Añadido a esto, otro de los objetivos buscados era el de la abolición del trabajo esclavo y la incorporación de éstos, …los esclavos, a la sociedad como ciudadanos de plenos e iguales derechos.
De nuevo, por lo extenso y por lo complicado que resultaría ahondar con profundidad en todas aquellas pretensiones y debates, lo dejamos explicado así para ir directamente a la cuestión que atañía peligrosamente a las Reales Fábricas de Tabacos ya en funcionamiento y con aproximadamente 6.000 mujeres ganándose afanosamente un jornal diario que llevar a su casa.
La aplicación del desestanco suponía principalmente la liberalización de la industria del tabaco y la de la distribución del mercado, y para ello, la Corona perdería su exclusivo control. Y no sólo del tabaco, también era un magnífico e importante negocio el estanco real del comercio de la sal.
Los ingresos resultantes de la transformación y del comercio del tabaco, suponía uno de los tres más importantes pilares para la monarquía, junto con las rentas provinciales y los metales americanos. Durante buena parte del siglo XVIII, los del tabaco, vinieron a calcularse como casi un veinte por ciento de los ingresos netos del Estado.
Señalaban por ello a la Renta del Tabaco como causa propiciatoria de una pobreza extendida que, por el contrario, llenaba los bolsillos de la Corona y de algunos notables de sangre azul, perjudicando a la agricultura y a la industria. Como ejemplo, señalaban los oscuros negocios y resultados de gerencia que se daban en las fábricas de Madrid y de Cádiz.
Por la relevancia del manejo de las finanzas que generaban estos productos, quiénes postulaban contra los estancos reales de los mismos, argumentaban que entre los servicios de guarda y custodia y los contrabandistas había abierta una brutal guerra civil en la que se empleaba una fuerza militar que periódicamente desolaba a pueblos enteros y en la que se daba una gratuita escuela que alimentaba toda clase y género de crímenes.
Argumentaban que, ...de contrabandista a malhechor, de malhechor a ladrón y de ladrón, a asesino. Y eso sin dejar olvidado el deshonor para las familias y la corrupción de la moral del funcionariado público y de la misma sociedad.
Así que se proponía la liberalización del cultivo, la industria y el comercio en todas las posesiones de la Monarquía española en ambos mundos, refiriéndose al suelo europeo y el de ultramar. A su liberalización, en compensación, se proponía la aplicación de aranceles aduaneros.
Se proponía también la venta y cierre de las Fábricas de Tabacos en La Habana, Sevilla, Cádiz, Alicante y “demás que hubiere en el Reyno”, siendo Madrid la última en construirse e incorporarse a la Renta del Tabaco. Asimismo, se venderían y liquidarían las existencias de materia prima y de producto final almacenado en esas fábricas.
Sorprendente era el indulto que se contemplaba para quiénes estuvieran presos o complicados por las causas de contrabando. Todos quedarían en libertad y sin cargos en pos de alcanzar la erradicación del funesto contrabando. Eliminado el problema que lo provocaba, se entendía una causa directa para su solución.
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Extracto de los puntos de la Real Orden publicada en "El Tribuno", en fecha 08-03-1814 |
Pero si la cosa del desestanco del tabaco, en 1814 ya traía cola desde 1811, a los progresistas y liberales de la Pepa, las propuestas, exposiciones en los estrados, los debates y las posibles resoluciones, los llevó a 1822, a 1827, …1832, …1838, …1868 y más allá, sin haber resuelto la cuestión.
Porque la cuestión no era otra que no perder el control de uno de los principales sustentadores de las arcas del Estado y de la Corona. Los gastos de las innumerables guerras, las soldadas de tantísimos militares, rasos y de graduación, y las ganancias que se obtenían en la transacción comercial, no podían quedarse huérfanas de tan espléndido patrocinio.
Los señores diputados tuvieron que elegir ante el dilema que se les llegó a plantear y que alguien refirió como “…sepan las Cortes que Constitución sin Hacienda no puede existir, pero Hacienda sin Constitución, ni Estado, sí”.
De este modo, la restauración del
absolutismo de Fernando VII en 1814 y posteriormente el miedo del Estado a
perder un ingreso como ese, salvó y perpetuó la presencia de las Fábricas de
Tabaco, su industria y su comercio. ¡Vivan las caenas! …que algunos llegaron a vitorear por su regreso.
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"La cigarrera", grabado de la publicación "Los españoles pintados por sí mismos", de 1851 |
Documentación
- "El Tribuno", de fecha 08-03-1851
- Soberano Decreto de 17 de marzo de 1814 sobre la abolición del estanco del tabaco y factorías en ambas Españas
- "El tabaco y la esclavitud en la rearticulación imperial ibérica (s.XV-XX), por Santiago de Luxán Meléndez y João Figueirôa -Rêgo
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