Emprendedors “exitosos i campechanos”
Por contra a la ostentación pública del poder que ejercía Juan March Ordinas, nuestro siguiente personaje siempre se mostró muy discreto, tanto para con su vida privada, como para sus “tejemanejes” empresariales y financieros.
De su historia familiar ascendente, decir que su padre, Cesáreo Alierta Perela, abogado y empresario, fue figura condecorada en el ejército nacional durante la guerra civil y a su finalización, prontamente estableció un respetable emporio empresarial, presidió el club de fútbol Real Zaragoza y fue alcalde de Zaragoza. Procuró buenos colegios y buenas carreras a sus hijos.
Nuestro hombre, César Alierta Izuel, empresario, abogado y presidente ejecutivo de Tabacalera entre 1996 y 2000, llegó a Tabacalera designado desde el Gobierno de Aznar y siguiendo la estela de las aguas ya inicialmente surcadas por el socialismo de Felipe González, la privatización de esta empresa estatal la desarrolló sin conmiseración ...ni posibilidad de vuelta atrás.
Ni a él, ni al gobierno del que formaba parte como alto cargo político de confianza, no le preocuparon ni el desmantelamiento del tejido industrial, ni la destrucción de los miles de puestos de trabajo directos, ni siquiera los indirectos y para nada, el efecto negativo en la economía de las zonas en las que desaparecía esa ya largamente centenaria industria. Y muchísimo menos aún se preocuparon por ofrecer una posible alternativa de transformación o de reinversión en otras actividades industriales. El objetivo era el alto beneficio que ofrecía la venta pública de la industria tabaquera española que, en ese momento, ocupaba el quinto puesto del ranking mundial en el sector.
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César Alierta Izuel, visto por la plumilla del artista Paco Nájera. |
A su llegada desde su anterior alta responsabilidad en la Comisión Nacional del Mercado de Valores …tras de sí, ya le venía acompañando cierto ruido de haber prevaricado con fines lucrativos propios y ajenos. En Tabacalera, el pelotazo de César “Augusto” Alierta para sus privados intereses, fue de escándalo. No en vano, tras ser denunciado, el caso se hizo famoso y hasta adquirió nombre propio: “Caso Tabacalera”.
A través de la creación de una empresa financiera fantasma a nombre de su esposa, Ana Cristina Placer y con la implicación como testaferro de su sobrino político, Luís Javier Placer en la gerencia, en el meteórico plazo de sólo seis meses, con una compra-venta de acciones de Tabacalera, se llevaron limpios 309.000.000 de pesetas …aproximadamente 1,8 millones de euros a día de hoy. Llevado ante los tribunales en el año 2002 por el escándalo financiero que se formó, tuvo la osadía y la maestría suficientes como para “marear la perdiz” de tal modo que, pese a quedar probada su implicación directa en el delito de uso arbitrario de información privilegiada, se le absolviera de toda condena por la prescripción del delito en el tiempo: larga cambiada, paso de página y a seguir viviendo a cuerpo de rey.
Lo que no trascendió en la prensa es el cómo consiguió manejar el control de esas acciones. El paquete de acciones las promovió él mismo con el fin de aumentar la confianza bursátil del patrimonio social de Tabacalera y muy “cuco” él, y haciendo uso de todo el entramado administrativo de la empresa que le mostraban fe ciega y pleitesía …incluidos algunos de los sindicalistas que se codeaban con él en el consejo de administración como “consejeros laborales de la presidencia”, con la golosa llamada al dinero fácil, le facilitaron el mercadeo de las acciones al ser ofrecidas y muy recomendadas en el entorno laboral de las fábricas de tabacos y demás dependencias.
Tres fueron los modelos de inversión que se les presentó a los trabajadores: el de la inversión y rescate garantizados …aunque de dividendos muy bajos, la misma opción que la anterior con préstamos a bajo interés que te facilitaba la propia empresa y ¡cómo no!, aquel otro que te elevaba a la condición de “casi” gran accionista con el que pecó algún que otro interesado. En todos los casos, la recompra estaba garantizada ¡…a manos de César “Augusto” Alierta!, lo cual le acabó resultando el negocio perfecto.
Los beneficios a todos estos mindundis …en comparación, no les aportó ni para pipas; a César Alierta, por añadidura, le facilitó el hacerse con el 51% de las acciones de Tabacalera. A su paso en el año 2000 a la presidencia de Telefónica, en la sombra, siguió siendo el amo del cortijo: Pablo Isla y Antonio Vázquez, sus sucesores en la presidencia de Tabacalera, fueron sus más fieles validos incluso habiendo sido recolocados después …y respectivamente, en INDITEX e IBERIA.
En este turbio asunto, también Alierta tuvo su “vendetta” personal: como el “Caso Tabacalera” se reveló estando ya en la presidencia de Telefónica y habiendo puesto el diario El Mundo la mordida y presa periodística en el asunto de forma muy insistente, Alierta y Pedro J. Ramírez entraron en guerra personal. Prueba del conflicto fue que Alierta mandó restringir la publicidad de Telefónica en El Mundo y la inmediata defenestración y salida de Telefónica de cuántos delegados o consejeros tuvieran relación con El Mundo.
Sobre el alcance de su poder, David Jiménez, que dirigió El Mundo tras Pedro J. Ramírez, en su libro “El Director” recoge sobre César Alierta:
“El más poderoso entre los presidentes del Ibex era César Alierta. Había construido un formidable entramado de poder e influencia utilizando Telefónica, una de las grandes empresas del país, como su cortijo personal. Se podía caminar por los pasillos de las plantas nobles de su sede y ver en las puertas de los despachos los carteles con los nombres de sus colocados: exministros tanto del PP como del PSOE (Trinidad Jiménez o Eduardo Zaplana), familiares de dirigentes políticos (Iván Rosa Vallejo, marido de la vicepresidenta Sáenz de Santamaría), cercanos a la realeza como el ex jefe de la Casa Real Fernando Almansa e incluso la realeza directamente. El cuñado del Rey, Iñaki Urdangarin, fue enviado por Alierta a Washington con un generoso sueldo en cuanto empezó a tener problemas con la justicia (...).
A su fallecimiento ya había reunificado todo su patrimonio al amparo de una las sicav españolas más poderosas -así se permitía realizar traspasos desde o hacia otras entidades inversoras sin tener que pasar por el fisco- gestionada por Augustus Capital AM ¡…que curiosa elección de nombre corporativo!, fundada por otro de sus sobrinos, dejándole un patrimonio personal de cerca de 150.000.000 de euros.
Llevado por el enorme amor que le profesó a su esposa y no habiendo alcanzado el deseo de tener descendencia propia, al igual que Juan March, Alierta se dedicó ampliamente al altruismo y a la filantropía como un homenaje a Ana Cristina. ¡Con semejante patrimonio y redes de influencias, no queda resquicio alguno de duda de que así …sí se puede …y lo mejor, sin dolo para el bolsillo propio!
En fin, luces y sombras de dos personajes que, el uno desde fuera y abiertamente contra la Compañía Arrendataria de Tabacos, y el otro desde dentro de Tabacalera y para un muy provechoso beneficio propio, tuvieron su momento de gloria en la historia de la industria tabaquera española. Una industria con el arraigo histórico de cuatro siglos, en la que todos, sin distinción política u ocupación facilitamos lo de ...entre todos la matamos …y ella sola se nos murió.
Como anécdota final en el ejemplo del alcance de la estulticia humana, en Alicante y …alicantino, que no es que nos viniera de fuera, tuvimos a un comunista de carnet de CCOO y de acciones “Puto Patronales” que opinaba que cuánta mayor reestructuración se diera -entiéndanse la aplicación de los insistentes y reiterados Expedientes de Regulación de Empleo, con la enorme amortización de puestos de trabajo y con los cierres de fábricas como única salida-, mejor para la cuenta de resultados de la empresa haciendo que sus pretendidas ganancias personales ¡…aumentaran!
Este “idiotosincrásico” ejemplar -encargado de departamento …para mayor indignación ajena- fue de los que compraron un muy buen número de acciones que ofreció César “Augusto” Alierta. Para su desgraciado “cuento de la lechera”, los beneficios le fueron pocos, pero, en cambio, al cierre de la factoría alicantina, la suerte le vino dada no teniendo que pasar por el mal trago del traslado geográfico, alejándose de la familia y de las raíces. Se quedó “prejubilado” y tan tranquilo, en casa.
Empezaban ya a sobrarnos tantos …y muchos, gilipollas, piratas y filibusteros.