domingo, 7 de abril de 2024

017 - Otras crónicas “regias” para la Fábrica de Tabacos de Alicante

  

Coplillas populares por la muerte de una cigarrera


Repasando la literatura de crónicas y de retazos de la prensa histórica, en las reales fábricas de tabacos españolas, a sus instalaciones y a las cigarreras siempre se las distinguieron con las visitas de la familia real. Ya fueran los propios monarcas o ya fueran otros miembros de la familia real, para los encargados de escribir sobre ello siempre fueron pocos los elogios y las alabanzas que dedicarles.

 

Con anterioridad a la constitución de la Compañía Arrendataria de Tabacos en un lejano 25 de junio de 1887, la gestión del monopolio del comercio del tabaco y su manufacturación y, sobre todo, de los altos beneficios que producía, estuvo bajo el control administrativo de la propia Corona. Al uso de la terminología jurídico-laboral que hoy día empleamos, ésta podría considerarse la primera de las subcontrataciones que se dieron en la industria tabaquera española.

 

Grabado incorporado a la Crónica de Alicante de Rafael Viravens, 1876, que nos ofrece el momento de entrada de las cigarreras a la Real Fábrica de Tabacos de Alicante. Desde 1801, y empezando en sólo algunas de las dependencias que conformaban el Palacio Episcopal, las mujeres alicantinas se procuraron su espacio en la historia de la que llegó a ser bicentenaria industria del tabaco en Alicante.

 

        Centrándonos en la época en la que desarrollará la crónica que vendremos a contar, entre 1824 y 1829, y en el personaje regio que en parte la protagoniza, Fernando VII …el borbón “felón”, para disponer de un dato sobre la importancia del negocio y a quien beneficiaba en primerísima persona, viene a ser muy útil el revisar lo que escribió al uso el viajero romántico inglés y pintor Richard Ford cuando nos visitó en 1830: “…la fabricación de cigarrillos es el mejor negocio que se lleva en la península y los edificios dedicados a ella son palacios, como los de Sevilla, Cádiz y Valencia”, “…siendo la dinastía Borbón la estanquera general hereditaria del negocio en el país y la que goza del privilegio de venta que arrienda a sus elegidos” (1).

 

Reseñaba Ford que el monarca, que ostentaba también públicamente de otros muchos vicios, era fumador compulsivo de hasta dos cigarros puros a la vez …uno en cada mano, que no eran de fabricación nacional sino provenientes de sus posesiones de ultramar en La Habana y que, además, había adquirido la costumbre de hacer saber a cualquiera de sus adversarios que, de estimar su propia vida, le convendría desaparecer de Madrid “ipso facto” si acaso le hacía receptor de un soberbio puro habano para que se lo fumara. A renglón seguido, en el domicilio del señalado aparecían un Alguacil y sus servidores que le apremiaban con lo de “ahuecando y …humo”.

 

Retratos de Fernando VII y su jovencísima tercera esposa María Josefa Amalia de Sajonia. Cuadros del Museo del Prado, obra el primero de Carlos Blanco y el segundo, perteneciente a Francisco Lacoma.

 

Suena a anticipo de aquello otro de quien se prodigó enviando motoristas portadores de graves misivas. Como de anticipo borbónico también suenan sus públicas e impúdicas distinciones como campechano ...en ocasiones chabacano y soez, hipócrita, “marrajo cobarde”, egoísta, déspota, vengativo, cruel y sanguinario. Y según biógrafos e historiadores, todavía son pocos esos calificativos: en 1807 confabuló para derrocar a sus padres en la Corona haciendo expreso señalamiento en que la Reina María Luísa de Parma, su madre, debía de morir asesinada. En 1808 consiguió la abdicación de su padre Carlos IV provocando que Napoleón Bonaparte, con sus entrenados y profesionales ejércitos franceses, nos invadiera y nos colocase a su hermano, José I, en el trono.

 

He dejado para el final lo de abyecto francachela y extremadamente lascivo putero, porque éstas serán las firmas de su tarjeta de presentación en la crónica de la Bella Cigarrera (2). Así de fino porfiaba y se las daba el muy "felón y mastuerzo".

 


 

 

De la mano de Francisco Montero Pérez, estimado periodista y “casi” cronista del Alicante antiguo, en el diario El Luchador de fecha 31 de marzo de 1926, en una de sus excelentes reseñas históricas, le dedica sus galeradas a la Fábrica de Tabacos de Alicante y a un suceso que, si bien no puede constatarse fidedignamente en su totalidad, si formaba parte del acervo popular alicantino, teniendo hasta esas sus propias coplillas maledicentes que fueron pasándose oralmente de generación en generación.

 

La crónica de Montero Pérez nos cuenta que, de entre aquellas correrías y francachelas que Fernando VII solía “correrse” por el nutrido número de ventas y ventorrillos madrileños a los que le conducían y acompañaban una cohorte de aristocráticos amigos de juerga y catre, añadida a las muchas amantes que tuvo: Lola “La Naranjera”, la Sacedón o la viuda de Aranjuez, el “mastuerzo” debió de quedar prendado por las artes amatorias de una joven que, por las mañanas era una laboriosa cigarrera madrileña y por las noches, una cortesana de gran lujo y belleza.

 

Fotografía original de J. Laurent - Cigarrera de Sevilla. Fotografía coloreada por Rafael Navarrete del blog "La Historia, a color"

 

Hábito normal en aquellas relaciones extramaritales en prohombres de buen alcance económico era el de colmar de regalos y de lujos a aquellas muchachas, llegando algunas, a disponer de buenos joyeros y hasta de casas mantenidas. A las manos de nuestra anónima y joven cigarrera, se cuenta que llegó un lujoso y hermoso abanico que, siendo propiedad de la Reina Amalia, su esposo …el “mastuerzo” le tuvo la irresponsable, pero genital generosidad de regalar.

 

Por razones que quedaron para las habladurías de aquellos sus súbditos, a la meretriz cigarrera se la desterró a Alicante, incorporándola a los ranchos(3) de la fábrica alicantina. Ni qué decir tiene, que por aquello del carácter orgulloso y bravío de las cigarreras, la joven debió de hacer buena ostentación de su relación con el monarca y de sus regalos, elevándose así el valioso abanico a codiciado objeto a recuperar.

 


 

Al frente de nuestra Fábrica estuvo entonces Rafael Suárez de Villar sobre quién recaía, además, el nombramiento de Comisario Ordenador Honorífico, cargo de relevancia por atribuírsele la administración de Justicia, Policía y Hacienda en representación del Rey, siendo equiparable al empleo de Coronel de los Ejércitos Reales. Con toda esa condición y autoridad, debió de recibir el encargo de recuperar el abanico para que pudiera ser devuelto a su original y regia propietaria que, todo sea dicho de paso, lo echaba en falta y se lo reclama con insistencia al “mastuerzo”. María Josefa Amalia de Sajonia, con 15 años, fue la tercera esposa de un Fernando VII que había cumplido ya los 35.

 

Suárez de Villar, en el intento de ser discreto y prudente, aleccionó a Josefa León, maestra cigarrera que viniera desplazada desde Sevilla para enseñar y formar a nuestras cigarreras locales, para que instigara con insistencia a la madrileña a vendérselo o a regalárselo. Tozuda la madrileña y empeñada en el “no” …y apremiada la sevillana para conseguir a cualquier precio -o medio- el dichoso abanico, hallándose ambas a solas en el taller donde laboraba la operaria, debió de llegarse a las manos y en la lucha, la madrileña resultó muerta al golpearse fuertemente la cabeza en una desgraciada caída al suelo.

 

Óleo de José García Ramos "Pelea de cigarreras". A modo de anecdótico testimonio, el agarrar a alguien por el pelo y revolearlo, tiene su acepción castiza y popular en MOÑEAR.

 

        El abanico, por fin, pudo iniciar su viaje de retorno a Madrid, pero no sin evitar el escándalo popular que propiciara la aparición de las mordaces coplillas antes mencionadas.  La rechifla y el alboroto de la ciudadanía debió de ser grande cuando tuvo que tomar cartas en el asunto el Gobernador Militar y Político de Alicante, Pedro Fermín de Iriberry, dictando y publicando un bando en el que se anunciaba que se detendría y penalizaría a quienes siguieran entonando aquellas insidiosas cancioncillas. De este modo, quedaría cortada de raíz y silenciada toda aquella indignación popular por tan intolerante abuso y suceso.

 


 

¿Qué pudo haber de cierto en este suceso?, nadie lo sabe, pero, Francisco Montero Pérez era todo un erudito de nuestra historia local muy poco dado a chismes y a habladurías. Como poco, con el enredo del valioso y regio abanico a recuperar, Alicante y su Real Fábrica de Tabacos alcanzan un protagonismo literario tan válido como el de las tramas de las mejores novelas de intrigas y traiciones palaciegas.

 

 

(1)  www.farodevigo.es/opinion/2012/06/24/

(2)  www.hojadellunes.com/un-abanico-alicante-y-fernando-vii/ Así nombra Benjamín Llorens a la cigarrera madrileña en su sección “Contrastes” de la Hoja del Lunes de Alicante.  

(3) Rancho, …ranchos, formación integrada por entre seis a diez cigarreras que trabajaban bajo las órdenes de una capataza experimentada -también nombrada como “Ama de rancho”-, dependiendo todas y los otros grupos del taller, de una Maestra y a su vez, todas ellas, de un Inspector de labores.