Los jueves, …milagro
Para los posibles lectores aficionados al cine español de los años cincuenta y sesenta, el título de la presente crónica les será familiar ya que de cine de culto y de José Luís García Berlanga hablamos. Para los poco duchos en la materia, su trama tiene que ver con una muy sutil sátira para con la Iglesia y de sus manejos a través de la religión.
A los próceres de un pueblo que en tiempos pasados las cosas le fueron económicamente mucho más boyantes, para intentar salir de la apremiante pobreza que les atenaza, no se les ocurre mejor solución que, a imagen y semejanza de Lourdes y de sus milagros, anunciar a bombo y platillo que en su término municipal también han recibida tan alta gracia. El resto, puro surrealismo berlanguiano.
Así mismo, no son pocas las voces autorizadas en el análisis histórico que concluyan que en tiempos de dificultad o de zozobra, una buena aparición milagrera, le alegra la vida al pueblo… y más, si de poca cultura y de fácil convencimiento es este. Da igual que lo mismo tiene que el problema sea una catástrofe natural, una falta de liquidez financiera, o …vaya a usted a saber qué; si la deidad que obra el milagro tiene raigambre, el asunto se soluciona o se pierde en el tiempo gracias a los salmos y a las oraciones.
En nuestro caso, el de la Fábrica de Tabacos de Alicante, no se llegó a tanto, pero, buena carrerilla llevábamos tomada. Del incendio del 20 de mayo de 1844 nos quedó el fuerte arraigo al presumible milagro atribuido a la Santísima Faz, cuando siendo invocada a la fervorosa y alicantina súplica de ¡Faz Divina, Misericordia!, de las casi 3.000 operarias que circulaban constantemente por fábrica, ninguna resultara ni herida, ni fallecida.
La realidad más bien fuera otra ya que reflejada en las crónicas locales (1) se escribiría sobre la muerte de dos infelices operarios que intentaban salvar balas de tabaco de la feroz intensidad del fuego. Lo mismo, el postulado milagro hubiera trascendido mejor históricamente de haberse relatado como una desgracia que pudo haber resultado muchísimo peor.
Volviendo a los versados analistas de la historia pasada (2), dado de que en marzo de ese mismo 1844, Pantaleón Boné intentó desde Alicante un fallido alzamiento militar contra el gobierno liberal moderado de González Bravo que le costaría su vida y la de una treintena larga de sus fieles siendo deshonrosamente fusilados por alta traición para escarmiento y para aviso de futuras nuevas aventuras, dicen esas mismas autorizadas voces que probadas “manos negras” provocaron el incendio para que sirviera como instrumento de represión colectiva, dado el apoyo mostrado por los alicantinos a la revuelta de Boné.
Y añadido a la hipótesis citan: “El plan incluía además la necesaria resignificación del gremio de las cigarreras alicantinas, afianzando su carácter religioso a través de la conmemoración del milagro del incendio de la FTA. El alicatado religioso con que se revistió el suceso quiso -y en buena medida logró- tapar su simbología política, diluyendo la relevancia de las cigarreras en los inicios del movimiento obrero local”
Peligrosísimo podía resultar el que se supiera que tan multitudinario colectivo de mujeres trabajadoras adquiría conciencia de clase obrera cuando, por el momento, su ocupación era considerada más bien, como de socorro y de beneficencia social.
En cierto modo, lo del asunto milagrero quedará en evidencia tras algunos sucesos después, puesto que, a la algarabía popular formada por un nuevo alzamiento militar en julio de 1854, liderado en esta ocasión por el espadón y general O’Donell, se formaron nuevos tumultos en Alicante y en consecuencia, y por desgracia, angustiadas las cigarreras por el futuro de sus hombres pues todavía pervivía en su recuerdo la sangrienta represión sufrida con lo de Boné, se precipitaron a la calle agolpándose en los pasillos y las escaleras de la fábrica. El resultado acabó siendo trágico: una de esas zonas de paso se vino abajo arrastrando a cuántas cigarreras se agolpaban en ella; quince fueron las mujeres que allí, finalmente, fallecieron (3).
Para tan desdichado suceso, ni quedó gloriosa historia que recordar ni exaltación religiosa a la que dar gracias. Ni convenía políticamente, ni por supuesto, religiosamente: aquí no hubo invocación fervorosa que surtiera efecto; tal vez ese día, nuestra local Santa Faz se encontraba librando de sus divinos quehaceres por estar resolviendo asuntos propios …entiéndaseme el sarcasmo sin el ánimo de herir ninguna sensibilidad ni a nadie en su creencia religiosa.
Otra de las ocasiones en las que la Santa Faz alicantina anduvo algo distraída de lo suyo, vino a darse en julio de 1786 …día 22 para ser algo más precisos, al día siguiente la prensa local recoge la noticia de un conato de incendio en el interior de fábrica resuelto con el estropicio de una cortina y de “un saco del departamento del cigarrillo”. El Graduador, diario que venía dando ya algo de estopa a los directivos y a los representantes políticos, como metido a forzado calzador en última hora, incluye en su extenso artículo -páginas 1 y 2- la desgraciada noticia de que, por la fuerte impresión del nada baladí susto, una cigarrera ha fallecido, otra se encuentra en un estado sumamente grave -que fallecería más tarde- y muchas han sido prescritas médicamente con reposo en domicilio para poder serenarse.
Y por aquello de las antagónicas paradojas de la cara y la cruz de una misma moneda, en esos mismos días, El Constitucional …por las razones que fuere, al dar cuenta de los sucesos de la Fábrica, se lo tomó con tal desenfado y guasa que sólo recogía… “que no había ocurrido nada, una pequeña alarma y una cortina menos” y pasaba página mientras mencionaba relevos y nombramientos en la Administración de la fábrica de tabacos y se hacía eco de numerosos incendios de distintas índole y localidades. Las dos fallecidas y las afectadas por la alarma desaparecieron obrándose el milagroso efecto con la desentendida redacción.
Años más tarde, renovadas las disputas políticas nacionales y con avatares locales varios como los de la introducción progresiva de la mecanización en los talleres de la Fábrica de Tabacos y, por tanto, la galopante amortización de puestos de trabajo que hacía peligrar a las casi 6.200 cigarreras existentes en 1882, …en enero de 1884, dos años después y con 400 cigarreras menos, con el agravante añadido de cambios hacia el conservadurismo y la mano férrea en la dirección de la fábrica y una porfiada huelga de cuchilleros que también quedaban expuestos a su reducción -80 fueron los despedidos- por la incesante e innovadora mecanización, para distraer la atención sobre un conflicto laboral tan tensionado, el recurso milagrero hizo de nuevo aparición.
Recogía el diario El Imparcial de 26 de enero de 1884: “Por Alicante circula el rumor de que en la fábrica de cigarros hay pegada a la pared una imagen de papel que suda. A propósito de tales sudores, se refieren no sabemos cuántos absurdos entre las gentes sencillas”
Y dos días después, Andrés Corzuelo, redactor de El Globo, mucho más mordaz y fustigador, escribía párrafos tales como: “Venir los conservadores e inaugurarse la época de milagros, todo ha sido uno” “Ello es que la estampa se ha estado allí pegada en la pared sin tomar parte en las cosas mundanas mientras sagastinos e izquierdistas han gobernado, y ahora que Pidal está en fomento, el señor Tajada en Ultramar y el señor Quesada en Guerra, ahora ha dado a la estampa en la flor que dan las imágenes coloradas: ha dado en sudar”
Curioso es, como poco, el que aquella primera hipótesis con la que abríamos la crónica: “…en tiempos de dificultad o de zozobra, una buena aparición milagrera, le alegra la vida al pueblo… y más, si de poca cultura y de fácil convencimiento es”, con lo de los absurdos entre las gentes sencillas y lo de los cambios en el gobierno, adquiera tan probado sentido. En fin, que hubo un tiempo pasado en el que, andando el populacho alborotado … los jueves, milagro.
Fondo documental:
( (1) Reseña Histórica de la Ciudad de Alicante – 1863, Nicasio Camilo Jover
(2) Mayo 20, 2019 Alacant Obrera – SANGRE y FUEGO:
El incendio de la fábrica de tabaco de Alicante (1844), Lola Lóbula
Biblioteca Virtual de Prensa Histórica:
( (3) El Clamor Público, 23-07-1854
El Graduador, El Constitucional, El Imparcial, El Globo